27 de abril de 2014

El comerciante de grano

Principios de Otoño de 1152. Lockhaven

Kenzie cerró la puerta de la habitación y se dirigió al pasillo donde le esperaban Saxon, Sadie y Lieam.
- Gwendolyn nos ha mandado patrullar el camino entre Rootwallow y Barkstone -Kenzie decía esto mientras se recolocaba la larga capa azul sobre los hombros-, al parecer ha desaparecido un vendedor de grano y tenemos que encontrarle.
Pero esa no era la única misión que le esperaba a la patrulla, por eso Gwendolyn se había reunido sólo con el ratón de pelaje gris, algo más oscuro se cernía sobre el desaparecido comerciante.

Comenzamos la patulla
El camino se prolongaba delante de ellos mientras la suave brisa de la tarde movía suavemente el pelaje de los cuatro ratones. Sus coloridas capas contrastaban con el monótono color anaranjado que había tomado el bosque en las últimas semanas. Lieam, el más joven del grupo, impaciente, decidió trepar por un pequeño arbusto para ver si distinguía algo a lo lejos. Con un par de ágiles movimientos se situó sobre la rama, casi indistinguible por su pelaje rojo y su capa verde.
- ¡Creo que veo algo a lo lejos! No sé muy bien lo que es
Rápidamente, Saxon trepó junto a Lieam. Era el más ratón de menor tamaño de los cuatro, esto hacía que su espada larga pareciera mucho más grande en proporción del tamaño real de la misma.
Una vez abajo, llegaron a la conclusión de que lo que Lieam había visto no era otra cosa que el carro del comerciante, de manera que se apresuraron hacia el interior del bosque en la dirección que Saxon y Lieam habían indicado.
¿Y el comerciante?
Una vez allí, como sospechaban, se trataba del carro volcado del comerciante, con docenas de granos repartidos por el suelo. Mientras Lieam mordisqueaba un grano que sujetaba con ambas manos, Saxon vislumbró un rastro que se dirigía hacia unos matorrales. Enseguida lo reconocieron como una huella de reptil que, como vio Sadie, no debía hacer mucho que debía haber pasado.
Siguieron el rastro hasta un agujero bastante grande que se abría en el suelo, donde bien podrían caber dos ratones sin problema.
Saxon se aproximó hacia la boca del agujero mientras Sadie y Kenzie examinaban la zona y Lieam trataba, sin éxito, de fabricar una antorcha. Cuando el ratón de capa roja se disponía a entrar en la oscuridad, sintió un movimiento brusco y un golpe bastante cerca de donde se encontraba. Instintivamente se echó la pata a la espada, sacando el brillante metal.
Rápidamente los cuatro ratones se reunieron, si se trataba de lo que ellos creían que era, lo iban a tener muy difícil. Por suerte, Lieam tuvo una idea, aunque bastante arriesgada.
- Si encontramos alguna enredadera podríamos atrapar a la serpiente, pero alguien tiene que distraerla y después llevarla hacia la trampa.
- Yo haré que me persiga, pero ser rápidos - dijo Saxon sin pensárselo dos veces.
- Bien, que Sadie vaya contigo mientras Lieam y yo vemos cómo atraparla.
La Serpiente
Dos manchas verde y azul se perdían en una enredadera y Sadie y Saxon corrieron hacia el agujero. Una vez se encontraron en el borde, vieron un destello entre verde y plateado que salía de un matorral cercano. Una enorme serpiente se alzaba sobre ellos, tapando el sol de la tarde con su figura. La criatura le pilló completamente desprevenidos, rizándoles el pelaje al instante. Sin pensárselo dos veces, Sadie comenzó a azuzar a la serpiente lanzándo piedras con su honda.
Entretanto, en las cercanías, Kenzie sujetaba una enredadera mientras Lieam trataba de cortarla con su espada ancha, con tan mala suerte que, al primer tajo, la espada se atascó en el corte. Lieam intentaba extraer la espada mientras el otro ratón le tiraba de la cola para hacer mas fuerza. Finalmente la espada cedió y Lieam terminó de cortar la enredadera.
Pero las cosas no iban tan bien para Sadie y Saxon, quienes se estaban enfrentando ya abiertamente a la serpiente. La ratona arrojaba piedras a la cara de la serpiente a la vez que Saxon esquivaba sus ataques y asestaba mandoblazos a diestro y siniestro.
Sadie distrae a la Serpiente
Ante el gran peligro que corrían sus compañeros, Kenzie decidió dejar a Lieam sólo para preparar la trampa y corrió a ayudar a los otros dos ratones. Alzando su bastón en alto para cargar contra la serpiente, en el último momento pudo vislumbrar un gran bulto en el estómago de la misma, con lo que deberían controlarse a la hora de atacar a la bestia.
Por su parte, Lieam, ante la ausencia de su mentor, tuvo que rehacer sus planes. Se enrolló a la espalda la improvisada cuerda y trepó por otro arbusto hasta una rama a cierta altura del suelo. Una vez que los tres ratones y la serpiente pasaron por debajo de su rama, se abalanzó sobre ella, colando la cuerda por la boca de la criatura y, como si de unas riendas se tratase, se incorporó sobre la cabeza del animal, intentando mantener su cabeza y sus mandíbulas lejos de Kenzie, Sadie y Saxon.
Aprovechando la distracción, los tres ratones atacaron insistentemente a la serpiente, que se retorcía de un lado a otro cada vez más enfurecida. En una de las sacudidas, Lieam perdió las riendas de la serpiente, pero logró mantener el equilibrio sobre ella. Aunque de poco le sirvió ya que, momentos después, el sinuoso cuerpo de la serpiente volvió a estremecerse, lanzando al ratón por los aires, estrellándose contra una mata de zarzas.
La criatura, ahora libre completamente, se volvió a erguir sobre su panza y, en un feroz ataque, se abalanzó sobre Saxon mostrando sus poderosos colmillos. El ratón permaneció impasible hasta el último momento. Apenas quedaban unos pocos centímetros para el brutal mordisco cuando se echó a un lado y saltó sobre la serpiente, atravesando piel, carne y músculo, clavando la cabeza al suelo con su espada.
El Plano ilegal
Pasaron unos instantes hasta que el cuerpo dejó de convulsionar, y cuando Sadie se disponía a abrir la barriga de la serpiente con uno de sus cuchillos, un ruido procedente de un matorral llamó la atención de los tres ratones, quienes, aún nerviosos por la última refirega, echaron las patas a sus armas. De entre los matorrales apareció el joven Lieam, lleno de magulladuras y con el pelaje lleno de polvo y ramas.
Finalmente, Sadie terminó la operación sobre el bulto de la serpiente. De su interior surgió un pequeño sombrero de paja y el cadáver de un ratón de pelaje pardo con una capa roja. Efectivamente, las sospechas de los ratones se cumplían. La serpiente se había comido al comerciante.
Casi instintivamente, Kenzie salió corriendo en dirección al carro volcado en el camino. Una vez todos los ratones llegaron con Kenzie, pudieron ver como éste sacaba de entre el grano un pergamino enrollado.
- Como me temía, este ratón es un traidor. Ha intentado vender secretos de Lockhaven -Kenzie extendió el pergamino mostrando un detallado plano de la capital de la Guardia.-. Debemos destruir esto, no puede caer en malas manos.
- ¡Pero necesitamos esto como prueba! ¡Si no lo llevamos no nos creerán! - Saxon contradijo al líder de la patrulla.
- Créeme, no nos hace falta esto para nada. Preparad un fuego.
- ¡Yo no lo haré!, no estoy de acuerdo con esta acción. ¡Creo que deberíamos llevar esto a Gwendolyn para demostrar que el vendedor de grano era un traidor!
Sadie comenzó a preparar la hoguera con algunas ramas de los alrededores. Una vez el fuego quedó encendido, los cuatro ratones se pusieron alrededor del fuego con la idea de hacer noche junto al camino.
Kenzie sujetó el pergamino sobre el fuego, quieto, observando las llamas, en ese momento decidió cambiar el destino del vil documento. Se dio la vuelta, guardándolo en su cinturón. Mientras tanto Saxon reía por dentro porque Kenzie, muy a su pesar, le estaba dando la razón.
- Saxon, tú harás la primera guardia.
- ¡Con gusto!

Lockhaven

Gwendolyn, la matriarca
El sol de mediodía iluminaba la habitación donde Kenzie y Gwendolyn se habían reunido mientras los demás esperaban al otro lado de la puerta. El ratón acababa de terminar de informar a su capitana de lo ocurrido mientras le presentaba el plano que habían hallado escondido entre el grano. Gwendolyn apremió su gesto a la vez que maldecía la traición del comerciante. La patrulla debía llegar al fondo de ese asunto, por qué alguien se aventuraría a llevar a cabo tamaña traición contra Lockhaven aún a riesgo del castigo que suponía, el destierro total del territorio de los ratones, condenándose a vagar por las tierras salvajes a merced de las comadrejas y demás depredadores. La matriarca no quería arriesgarse con el plano, de manera que le facilitó a Kenzie un documento con algunas variaciones.

Para no mostrarse como miembros de la guardia, los ratones decidieron ataviarse como si fueran comerciantes de grano, con el fin de crear un subterfugio que les permitiese investigar más fácilmente acerca de los planes del presunto traidor.
El camino hacia Barkstone transcurrió sin problemas más allá de un gran barrizal, en el que tuvieron que levantar un improvisado puente con algunos trozos de corteza. Cuando pasaron por el escenario del combate del día anterior, movidos por la conciencia y el remordimiento, decidieron hacer un alto para descansar y así dar sepultura al cuerpo del comerciante, un escueto túmulo de piedras donde Saxon colocó uno de los colmillos de la serpiente, en señal de respeto.
Llegada a Barkstone

A media tarde los muros de Barkstone se dibujaban por el horizonte. Una vez dentro, se dirigieron apresuradamente al mercado para vender su mercancía y ver si había alguien especialmente interesado en su "carga".
Al ver que no ocurría nada, Lieam decidió armar un pequeño numerito con el fin de llamar la atención de la gente, provocando a Saxon para que se enfrentasen ambos. El otro ratón no tardó en responder y pronto se sucedieron los espadazos, a la vez que se formaba un círculo alrededor de ambos donde comenzaban a correrr las apuestas por uno u otro.
¡Vayamos a la plaza!
Mientras tanto, Kenzie y Sadie vigilaban el carro para ver si alguien, aprovechando la acumulación de gente que comenzaba a darse a raíz de la pequeña pelea, intentaba acercarse al carro o ponerse en contacto con los falsos comerciantes.
No tardaron en aparecer unos inesperados ratones armados con lanzas y ataviados con armaduras negras que, identificándose como la "Guardia particular de Barkstone" acusando a los cuatro ratones de ser miembros de la Guardia de Gwendolyn, no siendo bienvenidos en la ciudad.
Rápidamente dieron presos a los cuatro ratones, llevándolos a las afueras de Barkstone. Una vez pasados los muros, descubrieron que Lieam no estaba entre ellos, acto seguido, un fuerte golpe en la sien hizo que perdieran el sentido.

Durante unos breves instantes, recuperaron el sentido, notando cómo eran arrastrados, mientras todo volvía a tornarse negro.

Los tres ratones despertaron en una pequeña habitación de madera donde, crepitaba el fuego de una chimenea. Entre el juego de luces y sombras se desdibujaba la figura de un ratón sentado sobre un sofá, en el que disfrutaba de unas caladas de tabaco en una alargada pipa.

-Con que ya estáis despiertos.


Fin


N.d.A: Se trata de una campaña de Mouse Guard que nos está dirigiendo Pancho, en ella seguimos lo narrado en los cómics de Mouse Guard: Otoño de 1152 e Invierno de 1152, aunque vividos a nuestra manera. Quienes hayan leído el cómic verán que hay bastantes diferencias con el desarrollo canónico de los hechos.
Los personajes jugadores son:
Kenzie: Elena

Saxon: David
Sadie: Laura
Lieam: Kokuro
Master: Pancho

¿Quién querría el plano? ¿Por qué Barkstone tiene una guardia propia? ¿Qué tienen los ratones de Barkstone contra La Guardia?

Nos leemos en las siguientes partidas. Hasta entonces...

Salud y Rol