Tengo ante mí un nuevo aquelarre, y estoy listo para volver de nuevo a esa época de castillos, caballeros y princesas, donde el castillo es una torre ruinosa humillada por los años; donde el caballero apenas puede asegurar su sustento un día más y que la herrumbre de su espada no le permite ponerla al cinto; y donde la princesa no espera a nadie, no es virgen y, desde luego, se abrirá de piernas ante el primero que le diga cuatro palabras bonitas. Y es que, ¿Quien dijo que la edad medía era tan bonita como en las películas de los 60? Seamos sinceros, la utopía no vende.
26 de abril de 2011
Toda espera tiene su fín
Tengo ante mí un nuevo aquelarre, y estoy listo para volver de nuevo a esa época de castillos, caballeros y princesas, donde el castillo es una torre ruinosa humillada por los años; donde el caballero apenas puede asegurar su sustento un día más y que la herrumbre de su espada no le permite ponerla al cinto; y donde la princesa no espera a nadie, no es virgen y, desde luego, se abrirá de piernas ante el primero que le diga cuatro palabras bonitas. Y es que, ¿Quien dijo que la edad medía era tan bonita como en las películas de los 60? Seamos sinceros, la utopía no vende.
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