Estos últimos días me ha sorprendido ver cómo algunos blogs
han subido entradas hablando sobre la interpretación y el azar en el juego. La
verdad es que es el eterno debate entre las diferentes “escuelas” que conforman
los juegos de rol. Así, tenemos por ejemplo a los “Narradores” cultivados con
las franquicias de MdT y similares para los que la opinión mayoritaria suele
anteponer la interpretación a la tirada; por otro lado encontramos el “estilo
puro D&D” o “tiradados” que seguramente confíen más en el resultado de la
tirada.
Por último tenemos la “Escuela de Seridan” en la que todo se
basa en “tu tira, cuanto más alto mejor… y ya te diré lo que pasa…”
La verdad es que alguna vez, por no decir muchas, suelo
pecar de “tiradados” y ya me lo han dicho dos o tres veces, aunque
personalmente a mi no termina de gustarme y lo intento evitar. Suelo incentivar
a los jugadores para que actúen en función de su personaje y premio una buena
interpretación siempre que me es posible, pero hay veces que uno se atasca.
Pondré un ejemplo. Estos 3 últimos años le he dedicado mucho
tiempo a Aquelarre y en general a los sistemas basados en BRP o D100. Cuando he
jugado con Pancho alguna partida de La Marca del Este me he encontrado siempre
con el mismo problema “Tirame suerte… ahm… esto… si…, que aquí no hay de eso…
ya…” Pero uno lo consigue salvar como malamente puede.
Pero el tema que me trae es otro quebradero de cabeza más
que nada tiene que ver con las tiradas de suerte: Los Atributos Sociales. La
verdad es que es un problema que me ha traido de cabeza más de una vez… Si un
jugador trata de regatear en un puesto del mercad ¿debería tirar por comercio o
le dejamos interpretar?
Caso 1: Baluf Llamazarza (¿recordáis el artículo sobre lalocalización del daño?), el personaje de Pancho, se encuentra en el mercado de
Robleda, dispuesto a comprar provisiones para su siguiente aventura. Se planta
ante el mercader que le pide 1 moneda de oro por cada ración de viaje (que
normalmente cuestan el equivalente a 0’4 mo) lo que es más del doble. Ante
semejante robo Baluf intenta negociar el precio, pero Pancho hace una actuación
tan mala que el mercader no solo no bajaría el precio, si no que lo subiría a 2
mo por lo pardillo y desesperado que parece. Pero esta vez la suerte sonríe a
Pancho que, pese haber hecho una actuación nefasta, obtiene un éxito en la
tirada (ha usado un dado rojo) ¿Qué hacer?
Caso 2: Volvemos a la misma situación con Baluf negociando
por esas raciones de viaje. Solo que esta vez la actuación de Pancho ha sido
tan buena que, si por el mercader fuera, no solo le cobraría menos del precio
real de las raciones, si no que además, al lote incluye sin subir el precio, un
carro con caballo de tiro, una túnica de seda, una casa de 3 pisos en el barrio
del puerto y la virginidad de su única hija. Pero esta vez Pancho no consigue
sacar la tirada y fracasa… (ya os tengo dicho que los dados del máster son solo
mara que los tire el máster…). Si bien esta situación es más salvable que la
anterior, aun así ¿Qué hacemos?
Dime Yorick... ¿Tirar o no tirar? |
Estos días he estado leyéndo el manual de Comandos de
Guerra del sistema sombra y he visto una posible solución (muy tonta y que no
se como no se me había ocurrido antes… ) que es el aplicar un bonus/malus a la
tirada en función de la actuación del jugador. De forma que, en el Caso 1,
sabiendo que la Marca es un sistema basado en d6 en las habilidades, lo más
“justo” sería aplicar un penalizador, pongamos que, en función de la actuación
de Pancho, le ponemos un -1 o hasta un -2. Mientras que en el Caso 2 la
actuación ha sido tan buena que podríamos aplicar, por el contrario, un +1 o un
+2 a la tirada. De esta forma conseguimos adecuar la situación al azar y la
interpretación sin despreciar una u otra.
¿Pero vosotros que opináis? ¿La interpretación está al
servicio del azar o son los dados los que complementan la actuación? ¿Vosotros
habríais dejado que Baluf consiguiera la
transacción en el caso 1? ¿y en el caso 2?
Dejo el debate abierto y, como siempre: